Mi amigo traía una super cruda por que una noche antes tomo demasiadas cervezas, se molesto con sus papás de días atrás.
Cuando esta conmigo por lo general las platicas son de puntos de reflexión entre nosotros.
Así que después de ciertos argumentos el tomó una decisión y se disculpo con su padre antes del evento. Me dio bastante gusto y risa a la vez, cuando sus hermanas dijeron:
Ya, ya…. Nada más no vayan a llorar. (Ja, ja, ja…)
La clausura fue breve y simple, puesto que eran únicamente dos grupos de dicha carrera los que terminaban, durante el evento amenizó un ballet de tipo folklore muy bueno con danzas de tierra caliente.
De regreso a casa yo me fui en el auto de mi amigo y su familia en otro coche.
El compró unas cuantas cervezas para tratar de curársela en el camino y más de a fuerzas que de ganas me vi forzado a tomarme dos en todo el camino.
Nuestra plática fue amena y al llegar a nuestro destino fuimos por el que podría decirse que es nuestro segundo mejor amigo: Edwin Martínez Oropeza.
En cuanto vi a Edwin me dio mucho gusto, puesto que casi no es posible que nos reunamos los tres. (Falta de tiempo).
Horas más tarde estábamos platicando, jugando juegos de mesa, comiendo en casa de nuestro amigo Obed.
Le comenté que hacia unos días acababa de reparar mis bicicletas y que tenía dos listas en la casa para salir hacer un poco de ciclismo. Lo invite y acordamos que al día siguiente emprenderíamos una ruta.
Obed dijo: Vamos a Caracha (un balneario un poco retirado) en bicicletas. Y ya de regreso que vaya mi papá por nosotros que se lleve mi carro, puesto que es el que tiene parrilla arriba.
Edwin por su parte dijo que era excelente idea, pero que el se iba en el carro y nos encontraría allá.
Esa misma noche revisamos las bicicletas y dimos unas vueltas en la cuadra para ver si todo estaba bien. Fuimos a que arreglaran unos pequeños detalles y listo.
Al día sig. Emprendimos nuestro viaje…
Lentes negros, ropa y accesorios deportivos, mp3 player y muchas ganas para la travesía.
A inicios del camino… Yo ya no aguantaba, sentía que me iba a caer, a rajar ó que no llegaría… sentía horrible el estomago, la visión y la garganta puesto que el aire era sumamente frío. Así que seguía en mi bicicleta y en cierto momento devolví un licuado que hacia como 15 minutos había tomado. La carretera estaba sola y mi amigo llevaba la delantera como por 200 metros así que para que nadie se diera cuenta no me detuve simplemente gire mi cara vomite y seguí mi camino.(Como si estuviera un súper trafico y me estuvieran viendo)
Después de eso me sentí renovado. Al grado de que alcance a Obed y nos fuimos platicando todo el resto del camino.
Al llegar a Ziracua (Lugar que queda muy cerca del balneario). Obed se detiene en una tienda compra una cerveza y yo opto mejor por agarrar agua natural.
Después de descansar unos breves minutos el se adelanto y segundos mas tarde yo.
En una bajada veo que la bicicleta esta tirada a media carretera y que hasta un costado de la carretera él se encuentra como queriendo levantarse del suelo.
Llego y le pregunto:
¿Qué paso…?
EL: Me caí….
Yo: ¿Enserio…? ¿Estás bien?
El: Si, por no soltar la cerveza no me fije en una piedra que me descontrolo y al final la cerveza se cayó. Ja, ja, ja, ja.
Yo: Ujule.. ja,ja.
El: Mira hasta se le cayó el diablito a la bici.
Yo: A ver… Al rato se lo ponemos.
El: Si me lastime…. Hasta me pregunto un señor que venia en carro: ¿Estás bien hijo… Estás bien? Y me acordé cuando me caí de la azotea de tu casa y tu mama decía: Héctooor, se cayó el niño.
Yo: Ja, ja, ja…
Después proseguimos nuestro camino y al llegar al balneario nadamos un poco, teníamos hambre y Edwin no aparecía por ningún lado. Después de un rato decidimos mejor regresarnos antes de que se hiciera más tarde.
Pero justo en esos momentos Edwin hace gozo de presencia ante nosotros llevando un rico ceviche de pescado y coctel de camarones.
Platicábamos, comíamos pero después de unos minutos Edwin comentaba que tenia que regresar a su casa, ya que no había pedido permiso y nadie sabía que se encontraba fuera de casa en un balneario.
Se despidió y pocos minutos pasaron para nosotros también emprender un regreso agitador.
Llegamos de nuevo a Ziracua, seguimos adelante sobre una subida muy complicada en donde gran parte nos toco jalar las bicicletas (la nadada nos había dejado agotados)
Caminábamos, pedaleábamos, Caminábamos, pedaleábamos, etc…
El sol estaba demasiado fuerte y al llegar a un poblado de un nombre muy raro (que no recuerdo). Obed me dijo:
Ya no puedo….wey, Ya no puedo.
Y yo: Oh.
Si quieres descansamos un rato y luego le seguimos, si llegamos, lentos y muy tarde, pero llegamos.
El: No, ya mejor le llamo a mi papá para que vengan por nosotros, ya le avanzamos un buen y de aquí para arriba esta bien difícil.
Yo: (No quería que su papa fuera por nosotros, yo confiaba en que si llegaríamos).
Pero el hizo una llamada con su celular y su padre estaría con nosotros en menos de 20 min.
Al estar ahí en ese pueblo chico y raro.
Obed no desperdicio la oportunidad de conocer a una chica é invitarla a salir dentro de ochos días. (Para que hace eso, yo se bien que no regresara…)
El padre de Obed llego, pusimos las bicicletas en la parrilla y nos dirigimos hacia Tingambato.
Vaya que a gusto se siente sentarse en un auto, después de estar 4 horas en un asiento de bicicleta.
Acordamos que para dentro de Ocho días volveríamos a realizar de nuevo un poco de ciclismo.