lunes, 8 de octubre de 2007

HanibaL'Héctor. Parte I

Todos los que leen este blog, me conocen. (La mayoría en persona)

La mayoría piensa que no tengo secretos que ocultar.


PERO…los tengo.


Como estoy seguro que tú también los tienes.


Y por más que hagas esa cara de descontento ó de risa por lo que en estos momentos estas leyendo, sabes que tienes secretos, chicos, grandes, penosos y demás, que quizás nunca compartirás con nadie ó que cierto día mandes la vanidad y el orgullo a el bote de la basura y tengas el “valor” de contarlos.


Para no darle más rodeos al asunto, tratare de llevarte a través de mis palabras a mi infancia.


De niño recuerdo no haber tenido muchos amigos…


De hecho no podía salir a la calle, por que vivíamos en una época realmente violenta é insegura. (igual que ahora, pues en México no cambian muchas cosas). Así que cuando salía a jugar en mí bicicleta, mi padre me vigilaba desde la puerta y no podía pedalear más de media cuadra por que el manejar bicicleta a más de esa distancia podría ser peligroso. (No es que estuviese desolado, ni que estuviera lleno de mal vivientes, sino que si alguien intentaba hacerme algo (robarme, secuestrarme, etc.) mi padre contaba con tan solo media cuadra para irme a defender.)Yo me preguntaba a mi mismo:


¿Por qué no puedo manejar como los demás niños?

¿Por qué mi padre siempre tiene que vigilarme?


Claro hoy comprendo la situación y yo hubiese actuado de igual manera.


Los pocos amigos que hice de niño (Antes de 7 años) eran unos que vivían aun lado de mi casa, ellos rentaban y como generalmente todos los niños de la colonia pues éramos muy pobres, tanto que en mi casa no teníamos un televisor, y para yo poder ver las caricaturas tenia que ir a la casa de mis vecinos. Yo feliz de ver lo que ellos veían, no me molestaba si cambiaban el canal, si veían novelas, caricaturas, películas, etcétera. Yo simplemente era feliz de ver ciertas imágenes que se reproducían en esa caja llamada televisor.


En esa casa, recuerdo que eran bastantes los integrantes de la familia…Nosotros contábamos con una casa de material y una parte de tejado que por cierto cuando llovía parecía toda una especie de orquesta de gotas cayendo sobre cubetas, sartenes, jícaras, etc. Uno se acostumbra al ruido y aprende a dormir así.


El punto es que mis hermanos (Ernesto, Letty y Gustavo) nunca tenían tiempo de jugar conmigo, pues claro siendo adolescentes otras son las prioridades. No digo que no me atendieran ó que no me quisieran, de hecho eran muy adorables y me consentían a veces demasiado, pero yo necesitaba más de su tiempo, sobre todo para jugar., si como todos los niños necesitan.


Yo veía a mis vecinos y todos ellos jugaban, pero ahí la mayoría eran de la misma edad.


Ellos gustosos de presumir que eran muchos, que tenían un televisor (No recuerdo si era a color ó blanco y negro.) y de que todos los juegos que realizábamos a ellos le salían mejor, claro pues si trabajaban en equipo y yo por mi lado, obvio que les tendría que salir mejor, se tendría que ser muy estúpido para que no… ¿Cierto?


Cuando iban a mi casa a jugar…jugábamos, pero… A la hora de decir adiós…surgía un pequeño problema. El problema es que yo me quedaba solo con mi padre y mi madre. Y yo no quería estar solo. Así que los encerraba en el baño, los ataba a los muebles más pesados y los golpeaba para que no se fueran. Les decía que se tenían que quedar conmigo. Ellos le decían mi padre que yo les pegaba y que los encerraba, mi padre cínico también se hacia el sordo. (Ja, ja, ja…)Y yo viendo que el no me decía nada, pues no me detenía (ji, ji, díganme si estoy mal, pues aún me da un poco de gracia…) Yo me los llevaba a los lugares más remotos de la casa para que mis padres no se dieran cuenta del lo cruel que era su hijo.


Al final los dejaba ir a su casa (pero… todo a su debido tiempo) ya cuando sus padres iban a preguntar por ellos, nunca los golpeaba al grado de sangrarlos, además pareciese que hasta cierto punto les gustase, pues ellos aún después de las golpizas regresaban a mi casa. (Honestamente a lo mejor los llevaba a engaños….)


Ellos se quejaban con sus hermanos mayores, pero…nunca les creían. Hasta cierto día que uno de ellos estando en mi casa logró escapar antes de tiempo de mis nudos mágicos y subió desesperadamente las tablas que estaban recargadas a un lado de la barda para poder brincar a su casa. (Cielos, yo creo que ha de haber estado muy desesperado ó asustado ese chico.).


Repaso en mi memoria y se que cuando lo vi trepar esas tablas, cuando vi sus manos llegar a la parte donde terminaba la barda, yo corrí agarre un palo con clavos y le pegue en su espalda, después de haberle dado una paliza tremenda fui y le abrí la puerta para que se fuera.


Horas más tarde (ó quizás minutos) llego su mamá para reclamarle a mi madre sobre lo sucedido. (En mi casa nadie se había percatado de dicho acto.) Yo obviamente no iba auto-delatarme, puesto que yo llegaba a ver como los padres de mis vecinos golpeaban a sus hijos cuando no obedecían, mentían y demás… No quería que fuera mi caso. Por que hasta cierto punto yo me daban cuenta que hacia mal.


Ese día la señora le reclamo a mi madre llevando consigo a su hijo sin playera para que ella pudiera ver las marcas que yo había echo en la espalda de su procedente. Mi madre le dijo que tomaría medidas en el asunto. Posteriormente me dijo que lo que yo hacia estaba muy mal , que me controlara y que no quería tener otra queja. (Pero no me golpeo).


Yo le decía y le imploraba a gritos y llorando que me diera un hermanito. (Cosa que pedí toda mi infancia, quería alguien con quien compartir, reír, jugar etc.) Horas más tarde regreso la misma señora pero ahora con un guisado de conejo y nos invitaba de su comida. (Menos mal que el coraje no fue para tanto…)


Ese mismo año los chicos se cambiaron de casa y me quede solo. (Realmente fue muy doloroso) Pero no transcurrió mucho tiempo en lo que un vecino enfrente de mi casa llegase a vivir.
No recuerdo como nos conocimos solo recuerdo que se llama: Antonio y que yo le decía: El toñeque.


El toñeque iba a la primaria y yo aún no cumplía con la edad necesaria para ir a la escuela. Así que tenia que esperar toda la tarde hasta que el llegase y poder jugar. (Mientras tanto preguntaba decenas de veces la hora, para ver si ya se acercaba la hora, cuando salíamos a un mandado contemplaba la casa donde vivía el toñeque para ver si ya había llegado.)


Cuando llegaba iba a mi casa y después de jugar el tenia que irse a su casa, pero de nuevo surgía el mismo problema, ataduras, golpes, encierros y después de hacerlo sufrir por un promedio de una media hora lo dejaba ir.


En navidad detestaba por que a el si le traían los mejores juguetes de He –Man y los amos del universo.


¿Qué hacia yo para no merecer esos juguetes?


¿Qué tendría que hacer para merecerlos ú obtenerlos?


Por que a parte de golpear a los chicos, honestamente no hacia otro tipo de travesuras. No quebraba ni un plato. Era obediente, dedicado, estudioso en lo que me correspondía, limpio, etcétera.


Con mi hermano Gustavo fue con el que posiblemente jugué en más momentos de mi niñez y no se si por querer ser más parte de su vida, lo celaba tanto con las chicas.


Cierto día me pidió que le pasara una navaja que se encontraba arriba del ropero, así que me cargo y me dijo que tuviese mucho cuidado al agarrarla, agarre la navaja, volite a verlo y mientras le decía: ¿Es está? yo le cortaba parte de su ceja (Mi hermano ha envejecido con cierta cicatriz en el rostro)


Mi hermana Letty también sufrió de mis desplantes de cinismo, impulsos de agresividad, enfermedad ¿Ó como le podemos llamar a esto?


Yo no fui a un jardín de niños, Kinder ni nada de eso. (Posiblemente hubiese sido muy productivo)Yo asistía a una guardería, ya que ahí me cuidaban y mi hermana asistía en la parte de abajo a clases de repostería.


No me gustaba ir, por que cuando nos manteníamos trabajando durante clases, entraba un maestro (si se le pudiese llamar maestro a eso) con un cuchillo enorme y amenazaba con asesinar a la maestra y de hecho hacia faramalla y teatro, simulando que la acostaba en la mesa y la apuñalaba. Tal vez el cuchillo era chico y puede que haya sido de plástico y ya sabes son ciertos detalles que uno de niño ve exageradamente grandes, pero... si afirmo que eso me traumaba y tenia miedo de yo ser la siguiente victima, no comentaba nada por miedo de corroborar que al siguiente día fuese yo el primero en su lista.


Así que cuando partíamos de la casa a la guardería yo caminaba tranquilamente (pero siempre hacia mi berrinche ó mi escándalo) y en un dos por tres mi personalidad cambiaba y me ponía a correr en toda la calle, en todo el mercado, me acostaba a media calle, lloraba, me regresaba a la casa, pateaba a mi hermana, la mordía, la arañaba, la golpeaba y hasta que mi cuerpo finalmente no tenia ya energías para poder luchar con la fuerza que ella ejercía sobre mi, por que simple y sencillamente no quería ir a la guardería.


Había días en que desde una noche antes me preparaba para la pelea del siguiente día, como si la culpa la tuviese mi hermana. Me alistaba con clavos para el siguiente día poder defenderme y no ir a la guardería.


Lo único que me agradaba de ir a la guardería era ver y estar por momentos con Berenice. (La niña que me gustaba y con la cual existía cierta química pagana entre ella y yo.) No alcanza mi memoria a perpetuar si ella iba en mi salón ó no. Solo que nos veíamos poco y que al final nos toco bailar juntos el TWIST DE LA LLORONA LOCA.


Lo que si recuerdo de estar en la guardería es que desde que llegaba al salón y me sentaba no me despegaba de ahí hasta que fuera el receso ó la salida. niño cohibido, claro por lo que el maestro de cocina entraba hacer al salón de clases.

Continuara...

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