martes, 18 de noviembre de 2008

Recuerdos relampago, inolvidables.

Hablemos del nuevo disco de Zoé, este blog no es de música, pero si es el disco en español que más esperaba.

11 Canciones, de ellas 5 se me hacen buenas y las otras no e incluso de esas cinco canciones hay canciones que suenan a Kaiser Chiefs y a Muse. Cosa que no me agrado nada, nada.

Mis canciones favoritas del disco, en el siguiente orden:

Nada

Poli

Fantasma

Últimos días

Reptilectric

Se me hacen buenas y a veces quisiera que nadie lo notara, pero es tan obvio. En fin, mejor cambiemos de tema. Hoy tengo mal sazón para hablar de esto.


Hace unos días me acorde de: Cecilia Rojas, una niña de la cual me enamore perdidamente cuando estaba en el quinto grado de primaria, de la escuela, José María Pino-Suarez en México.


Recuerdo que ella era la niña nueva del salón de clases y yo caí rendido en ante su mirada, su cabello negro y su sonrisa infantil.


Nunca supe de quien estaba enamorada ella, si del chico más grande del salón de clases (El cual tenía como 2 años de repetidor) o de mí, pues la relación nunca fue trascendental, siempre fue muy fría, pero eso era por mi actitud. Desafortunadamente yo deje dicha primaria al entrar al sexto grado y jamás volví a saber de ella, ni de ninguno de mis compañeros.


Pero ya en el tema, voy hablar de una vez de aquella niña que se llamaba: María Guadalupe Cabrera, (Creo que era María) sobrina de la maestra Lupita. Definitivamente la niña más guapa del salón de clases, pues de hecho no recuerdo a más que solo dos personas de dicho salón, ella y un gran amigo el cual se llama: Hugo (no recuerdo los apellidos). Cierta ocasión estábamos en el salón de tercer grado grupo A, la maestra Lupita estaba en reposo pues estaba a punto de dar la luz y la maestra encargada del interinato era una maestra la cual era muy gritona. Yo extrañaba tanto a la maestra Lupita, pues tenía la gran facilidad de explicar las cosas con cierta ternura. (así lo veía y sentía yo) A regaña dientes tuve que aprender varias cosas del tercer grado e incluso, como 3 o 4 ocasiones no salí al recreo, porque no terminaba mis trabajos, pero es que no entendía nada.


A ver, una pausa…Dejen poner música de la que escuchaba en esa edad para ver si me traen más detalles de estos recuerdos, ya imagino que música será…


OK, listo, prosigamos.

(Ja, ja, ja… Seguro se habrán preguntado: ¿Qué música habrá puesto?)


Guadalupe Cabrera cabrera se sentaba junto a mí, ella era hija de una maestra y yo pues ya saben esa historia, así que… En pleno examen, ya habíamos medio terminado y solo estábamos revisando. Yo tenía mi mano arriba de su mochila la cual reposaba detrás de nuestras espaldas y posteriormente ella puso su mano arriba de mi mochila y la abrace…Ella también me abrazo, pero seguíamos viendo nuestro examen. En esos momentos me sentí vencedor, glorioso, aceptado. ¡WOW!. De ahí en adelante nuestras miradas eran diferentes, nuestros sentimientos crecieron y en vacaciones me fui por primera vez de vacaciones con mi hermano. Estando fuera se alargo mi estancia y no pude regresar al ciclo escolar, regrese mucho tiempo después. Hugo ya no estaba en dicha escuela, lo cual me entristeció bastante, el único amigo con el que confiaba, el que le echaba ganas a la escuela ya no estaba.


No recuerdo que pasó con la maestra Lupita, sin en cambio su sobrina estaba en otro grado y cuando nos veíamos no nos hablábamos, de hecho creo que hasta cuando nos íbamos a encontrar frente a frente, nos agachábamos o mirábamos a otro lado. ¡Auch!


Según me decían había ganado un premio por sus calificaciones y hasta un concurso.


Y también supe que ella preguntaba cosas acerca de mí. (Echo que me reconfortaba, pero muy poco).


Algunas semanas más tarde después de estar de regreso en dicha escuela, por ciertas razones tuvimos que cambiarnos (Se avecinaban nuevos cambios a la vida) y me cambiaron de la escuela: Ricardo Flores Magón a la José María Pino Suarez. Para también nunca jamás volver a saber de nadie de mis ex compañeros, ni de Lupita.


Estando a mitad del curso de cuarto grado en la nueva escuela, todo parecía demasiado fácil. Había una niña con la cual intercambiábamos Miradas, de nuevo otra “Guadalupe”, supe que ella tenía intenciones de que según yo fuera su “novio”. Pero no, definitivamente optaba por decir, gracias, y quedarme callado. Las compañeras del salón: Te mando saludar Lupita. Yo: Gracias.


Al entrar al quinto grado, pocos días después que iniciara el ciclo escolar fue cuando Cecilia Rojas entro en escena.

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