miércoles, 23 de septiembre de 2009

Un contraste en mis pensamientos.

He recibido dos mensajes muy cruciales estos días.

El primero es de mi gran amigo Octavio, el cual me comparte que ya es padre. Por otro lado Cecy Diaz, me informa que su abuela está muy grave. Horas más tarde, me informa que su abuela ha fallecido.

Vaya, me quede sin palabras, en los dos casos, me costó algo de rato aterrizar con la realidad. Que felicidad por parte de Octavio.

Y por otro lado, que amargura por parte de Cecy, el hablar con Cecy hace unos minutos por teléfono, realmente hizo que se me quebrara la voz, cuando me dijo: “Es que no era la relación fría de nieto abuelo, imagínate yo fui su primer nieta”.

¡Wow! Pues a mi desde que me aconteció el coma diabético de mi madre, yo no duermo igual, no vivo igual, es un pensar que no se escapa de mi cabeza, como si me estuviese preparando, pero realmente no podría soportarlo. Siempre he dicho que vivamos en armonía con la familia, a pesar de las malas diferencias, como sea solo son diferencias. La familia es el legado sagrado, el origen de todo. A veces me decepciona un poco que mis sobrinos no sean educados con relatos familiares que nos debería de unir como ya lo dije “sagradamente”. Pero yo que sé, yo ni soy padre, ni son mis hijos, solo quisiera que sintieran ese cariño por los orígenes de los abuelos, tatarabuelos, etc. Quizás la edad si son seres consientes culturalmente ayude un poco.

Hoy, hoy siento un vació contagiado por la plática vía mensajero con Octavio y por la plática vía celular con Cecy. Es un contraste marcado con una línea divisoria muy notable dentro de mi mente y mis sentimientos.

Hoy siento la soledad sentimentalmente aferrada a mi corazón, desgarrando pensamientos ancestrales. Solo con una guitarra roja en mis manos, quisiera que supieras…

Unos cuantos rasgueos, cantos y lágrimas ayudarán por ahora, cantando una canción con una guitarra roja a mi lado, un poco de tiempo y quisiera que supieras.

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