sábado, 3 de septiembre de 2011

Soñando


Iba en un coche negro con desconocidos (de esos vehículos sumamente lujosos) yo llevaba una mochila y creo unos instrumentos (mochila que no me había quitado y me había sentado dentro del coche con ella puesta)

En el camino el coche comenzó a ir más lento... ¿razón?
Sencilla pero triste:
El coche avanzaba lentamente porque se quemaban los cerros no en plenitud, pero si en gran parte y... Nadie hacia nada.
Llego el momento en el que detuvieron el auto junto a unos incendios  justo al lado del coche, incendio que comenzaban agarrar la fuerza para destruir sin piedad la encantadora pinera que relucía el paisaje.
Yo al ver que nadie se bajaba para detener el fuego,  me baje del auto y les hice ver a los que iban conmigo que yo me quedaría apagar incendios... les pedí ayuda para apagar el que estaba ahí, pero no lo hicieron, mencionaron que seguirían su camino.
Saque el extinguidor del coche y comencé a rociarlo sobre las partes que comenzaban a tomar fuerza y estaban libres del fuego aún.

Así fue... Apague dos... Pero había muchos a la distancia, así que... caminé por la carretera hasta llegar al pueblo más cercano.
En una casa rustica pero agradable en un cuarto estaba estudiando Ángela, así que cuando la vi, sentí un alivio, ya que ella tendría que ayudarme su vínculo con la biósfera me hacía pensar que había encontrado a la persona indicada.
Primero la saludé, después de tiempo de no haber platicado con ella, pero más que eso me apresuré a explicarle la situación.
Accedió a ayudarme y salimos por una ventana para no salir por la puerta principal ya que la hacienda era enorme. Al salir nos encontramos con algunas personas y les explicamos la situación de servicio al bosque.
Caminamos por la misma vía de asfalto negro que yo había caminado minutos antes, ambos con mochilas en hombro y pantalones  con bolsas a la altura de las piernas y rodillas, fuimos a los cerros y buscábamos la manera de apagar algunos incendios.
Al final llegaron las personas indicadas para pagarlos, y veíamos a la distancia como lo hacían, terminamos viendo el panorámico paisaje que nos rodeaba, yo sintiéndome feliz de que la pinera de nuestro alrededor se mantenía en pie y a figuraba que el bosque sabiamente nos lo agradecía.
Sueño 19 para amanecer 20 de marzo del 2011

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