sábado, 17 de enero de 2009

Respeto y silencio.

Cuando me enteré sentí una sensación muy extraña, desoladora y preocupante.

La tía Teresa estaba en coma, mis primos (que honestamente no recuerdo, porque han pasado años que no los he vuelto a ver), ellos pedían que orara por su madre, desafortunadamente no pude hacerlo, pero mandaba mi gran positivismo y anhelaba que mejorara, que saliera del estado en que se encontraba. Poco puedo entender el dolor que ellos sentían y la desesperación de no poder a México a estar con ella en estos duros momentos.

El tío Adán se comunicó con mi madre días atrás y le dijo la noticia que su esposa estaba muy grave.

Mi madre llama a mi padre, y a los pocos días a una de las nietas de la señora y le informan que ya puede orinar y que al parecer se encuentra mejor (según los doctores) ya que piensan que si escucha lo que sucede en esta parte del mundo conciente, pues sus nietos que habían viajado del extranjero, le hablaban.

Horas más tarde su corazón dejo de palpitar.

La noticia la supimos varias horas más tarde, mis primos totalmente inconsolables, uno de ellos se encierra en su cuarto y no quiere comer.

Mi padre, supongo triste apoyando a su hermano Adán.

Yo, consternado, afligido y pensar que estamos cada día más cerca de ese momento, me aterra y siento un tremendo hueco y dolor en el pecho.

Un abrazo a cada uno de ellos, realmente intento de comprender su dolor, pero se que no he sentido algo como eso. Guardo respeto por su madre, por lo que logró en ustedes y mando energía para sanar las heridas, simplemente es "un paso mas cercano al conocimiento" N. Gallagher

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