martes, 22 de junio de 2010

Raro


Hace unos días comencé a sentir un ligero dolor en mi corazón. Raro, muy raro, lo sé, pues nunca había sentido algo así, de hecho… Creo que esta es la primera vez que no encuentro las palabras para expresar el dolor sentido, no sé cómo contarlo, no, porque nunca lo había sentido y estoy seguro que muchos de ustedes tampoco, por esa razón no entenderían qué se siente.
Es como si me dieran una especie de toquecito eléctrico, pero muy ligero, que se agudiza muy ligeramente y se escurre de mi pecho hasta las casi las últimas costillas de mi lado izquierdo.
Después de que comentarlo con algunas personas y dieran sus posibles teorías: Aire, Estrés, Un soplo, Etc. Lograron espantarme y  claro está, ya acudí al doctor local. El cual dice que mi ritmo cardiaco está bien, que no escucha nada anormal en mi corazón, que de hecho se escucha sano, así que el opta por la opción del estrés(es4 ja,ja!).
El punto es que con toda la documentación que hay que entregar por parte de la dirección, las calificaciones,  exámenes de los niños de la otra Esc., mala alimentación y asuntos personales de casa y mis asuntos sentimentales, están causando una carga un poco pesada.
Por eso he decidido realizar un viaje de varios años al Tibet y retornar cuando esté listo el regreso de la mejor banda de lo infinito llamada: OASIS de Tingambato, Michoacan. Ja,ja,ja! No, no maaa. Oasis, la banda Británica liderada por los sagacísimos hermanos Gallagher.
El punto es que ya estoy a punto de cumplir una semana con el dolorcito.
Y finalmente hoy, que me puse a contemplar el horizonte, la versatilidad de las cosas dije: Quiero saber que hay más allá... de una manera… no sufrida.

 Siempre he temido a la muerte, creo que es uno de mis temores más grandes, sin en cambio hoy lo único que me entristecería sería dejar a mi madre. De ahí en adelante creo que todo podría continuar paulatinamente bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

O tranquilo, no pasa nada solo que tu sueles ser un poco paranoico, lo mismo te paso cuando sentias bolitas en tu cabeza, te leo a menudo, esa costumbre pues que no se me quita, me preocupo por tí, aunque dices que no debiera. Deseo de veras que mejores, solo hay algo que me dolería más que no verte y ese algo es que estés mal.